Vengan los problemas!

“Así que nos regocijamos en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Y no sólo en esto, sino también en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza.” Romanos 5:2b-5 (NVI)

A muchos de nosotros se nos enseñó desde que nos convertimos a la fe cristiana, a como orar cuando nos encontramos en distintas pruebas y problemas. Se nos instruyó a orar con consistencia, doblando rodillas, y haciendo un sin número de ayunos, mientras manteníamos firme nuestra fe, para que de esta manera Dios quitara de en medio de nosotros los problemas, enfermedades y vicisitudes que nos afectaban.

Ciertamente orar a Dios para que nos libere de nuestros problemas y sufrimientos no tiene nada de malo. De hecho, es bíblico presentar nuestras situaciones y problemas a Dios para que nos ayude a enfrentar los mismos. Los salmos son una muestra de los clamores que presentaba el rey David a Dios, y como Dios era para el su refugio, escudo y salvación.

Pero mi reflexión en la mañana de hoy gira en torno a la pregunta de, ¿cuántos de nosotros, adicional a orar a Dios para que nos libre de nuestros sufrimientos, le damos gracias a EL por ellos?

Pablo en este verso de su carta a los Romanos dice que el se gloría en la esperanza que tiene de alcanzar la Gloria de Dios, la cual es producto de haber sido justificados por la fe puesta en Jesucristo (como leímos en nuestro devocional del día de ayer), pero que no solo eso, sino que también se gloría en los sufrimientos que padece porque sabe que los mismos producirán en el la perseverancia que el necesita para continuar en los caminos del Señor. Y que dicha perseverancia a su vez, producirán luego entereza de carácter, y esta a su vez esperanza.

Hermanos, la próxima vez que nos encontremos en alguna situación que no entendamos y que esté produciendo dolor y sufrimiento a nuestras vidas, antes de gritar a Dios por nuestra liberación de los mismos, hagamos una pausa, bajemos nuestra cabeza, doblemos nuestras rodillas y digámosle a Dios: “Gracias Señor por enviarme estos sufrimientos, porque son una muestra de que tú piensas en mi y que mi vida no te es ajena. Tú me envías estos problemas para producir en mi vida perseverancia, entereza de carácter y esperanza, las cuales necesito para ser un testigo fiel tuyo en este mundo entenebrecido”.

Esto no es masoquismo hermanos, sino reconocer que nosotros somos siervos de Dios y que por lo tanto, es nuestro Señor quien determina nuestro presente y futuro.

¿Cómo podemos obtener paz con Dios?

“Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.” Romanos 5:1 (LBLA)

Mientras la Iglesia Católica Romana continúe insistiendo en que nuestra justificación ante Dios es obtenida mediante la obra redentora de Jesucristo en la cruz, más que sin embargo, este sacrificio de nuestro Señor no es suficiente para salvarnos, sino que algunas obras meritorias de nuestra parte son necesarias, seguirá chocando con la verdad pura y simple del evangelio de Jesucristo mostrado en la Biblia.

Este verso nos muestra claramente que la paz con Dios es obtenida como consecuencia de nosotros haber sido justificados ante de Dios, y que esta justificación es el resultado de nosotros haber creído en la obra redentora de Jesucristo en la cruz.

- ¿A qué te refieres con Paz con Dios?

- A que Dios ya no está airado contra nosotros. El ya no está en guerra contra nosotros por nuestros delitos y pecados, sino que debido a que hemos sido perdonados por EL, ya nos considera parte de su familia.

- ¿Y a que te refieres con Justificación?

- Definido de manera simple, la justificación es el acto por medio del cual Dios nos considera justos delante de EL y nos libera de la condenación que acarreábamos como consecuencia de nuestras desobediencias y pecados.

- Esta es la gran sencillez y a la vez alegría del Evangelio de Jesucristo. Que Dios se ha acercado a nosotros y ha hecho todo lo necesario para que el hombre encuentre paz con EL. Solo se nos requiere CREER.

Los seres humanos somos un gran enigma. Si se nos hubiera dicho en la Biblia que para nosotros poder alcanzar la justificación (ser hallados justos ante Dios) tuviéramos que realizar un sin número de actos heroicos, sacrificios, penitencias, renuncias, y otras cosas por el estilo, hubiéramos gritado a Dios reclamándole que su listado de requisitos era demasiado alto para ser alcanzado.

Pero ahora que se nos ha dicho que dicha justificación ante Dios se logra simplemente por la fe en la obra redentora de Jesucristo (su muerte y resurrección), y no por alguna obra meritoria de nuestra parte, decimos que eso es demasiado simple para ser verdad. No aceptamos que algo de tan gran valor se nos sea otorgado GRATUITAMENTE. Necesitamos sentirnos que nos lo hemos ganado. Que hemos pagado un precio por el. Que somos merecedores de tan gran privilegio!

Me gusta como este verso se lee en la versión Castilian de la Biblia:

Ahora que Dios nos ha declarado justos por haber creído en sus promesas, podemos disfrutar de verdadera paz con él merced a lo que nuestro Señor Jesucristo hizo en nuestro favor.”  Romanos 5:1 (Castilian)

Entonces, volviendo a nuestra pregunta inicial, ¿Que necesitamos para obtener paz con Dios?

- Haber sido encontrados justos ante El.

- ¿Y qué necesitamos hacer para ser encontrados justos ante El?

- Haber creído en la obra redentora de Jesucristo mostradas en su muerte y resurrección.

- ¿Solamente eso?

- Si.

- ¿No necesito entonces hacer otras obras para ganarme este favor de Dios?

- No.

Fe con "R" de Riesgo

Durante mi devocional, muchos temas saltaron a mis ojos que pensé compartir en el día de hoy. Pero uno en especial me sorprendió más de lo que esperaba y ese precisamente no puedo evitar plasmarlo en esta entrada.

Mi lectura de los Habitos de Jesús comenzó hoy como un día cualquiera. En esta ocasión, El hábito de tener fe, inició casi igual que los otros capitulos. Unos cuantos versículos, algunas palabras de aliento, cierto análisis con ligero toque de superación personal (luego al final del libro daré mi veredicto final del mismo)... en fin, lo mismo. Pero fue una historia en particular dentro del libro lo que me abrió los ojos a pensar que clase de fe tengo yo.

Antes de la historia fue presentado el versículo de Getsemaní donde Jesús pide a Dios pasar la copa sin beber de ella, pero pone en la voluntad del Señor el resultado final. Este texto es tomado para ejemplificar que Jesus depositó su fe en el Señor y su voluntad exponiendo su deseo de pasar la copa pero finalmente haciendo la voluntad del Padre y confiando en El. En ese momento yo pienso dentro de mi... "bueno, todos mis planes, todos mis deseos y todo lo que por mi mente pasa terminan con el sufijo obligatorio de cada cristiano "Si Dios quiere"... asi que en esto voy bien!" Y realmente cada cosa que hago o quiero hacer, la dejo en manos de Dios sabiendo que su voluntad es agradable, buena y perfecta y que en ella es que quiero estar. Pero en casi todos los casos no hay riesgo envuelto... o el riesgo es mínimo y no tan percibido. Claramente una fe sin riesgos es innecesaria!

Por el momento, en mi mente yo había pasado la prueba si tener fe es dejar el resultado final a la voluntad de Dios.

Mas abajo entonces inicié la lectura de esta historia:

Había un acróbata que podía caminar sobre una cuerda y hacer peripecias increíbles. Hacía actos de equilibrio por todas las ciudades de París, desafiando las alturas. Con el tiempo fue agregando nuevos elementos: se vendaba los ojos y, más adelante, caminaba por la cuerda llevando una carretilla.
Un promotor estadounidense leyó acerca de esas hazañas en el periódico y escribió una carta al acróbata diciéndole: "No creo que usted pueda hacer todo lo que se dice acerca de sus demostraciones de acrobacia, pero deseo hacerle una oferta. Le ofrezco una sustanciosa suma de dinero, ademas de todos sus gastos de viaje, y lo desafío para que haga su acto sobre las Cataratas del Niágara". El acróbata le respondió por escrito: "Señor, aunque nunca he visto los Estados Unidos de America ni las cataratas, me gustaría ir".
Despues de mucha promoción y preparación, una multitud asistió para ver el evento. El acróbata partió del lado de Canadá y cruzó hacia Estados Unidos caminando a través de la cuerda. Los tambores sonaban mientras el acrobata avanzaba sobre la cuerda con los ojos vendados! Parecía hacerlo muy fácilmente y con mucha confianza.
La multitud se emocionó y aplaudió desenfrenadamente. El acróbata se acercó al promotor y le dijo:
—Bien, ¿Ahora cree que puedo hacerlo?
—Por supuesto que sí, lo creo.
—Piénselo bien —dijo el acróbata—. ¿De veras cree que puedo hacerlo?
—Claro que sí, usted lo acaba de hacer!
—No, no, no —insistió el acróbata—. Piénselo una vez más. ¿Realmente cree que puedo hacerlo?
—Seguro que sí —dijo el promotor—, creo que usted puede hacerlo.
—Si es así —dijo el acróbata—, entonces súbase a la carretilla".

Al leer esta historia no tuve mas remedio que poner a Dios en el lugar del acróbata y a mi en el lugar del promotor, diciéndole a Dios que gracias pero no! Tuve que ser sincero conmigo... la realidad es que nunca he tenido la oportunidad de tener fe en Dios en circunstancias donde el riesgo físico sea muy evidente. Y he tenido en pocas ocasiones la oportunidad de tener fe en Dios en momentos donde el riesgo emocional fue visible. No puedo decir que nunca me he montado en la carretilla de Dios... pero todavía no tengo la fe que se requiere para seguir confiado plenamente sin dudar!... y tu?

Desde hoy, la carretilla de Dios será para mí una figura mental que me llevará a pensar donde esta mi fe una y otra vez. Quiero una fe que me haga montar la carretilla... manejarla y saltar sobre ella si Dios así lo quiere. Desde hoy no veo mi fe igual y doy gracias al Señor porque puso en mi camino esta ilustración que me ha permitido reevaluar mi fe en gran manera.

Hoy meditaré en esto.

Bendiciones en Cristo Jesús,

Eric

Desahogo Diligente

¿Cuantas veces queremos por nuestras propias manos arreglar, hacer, deshacer, modificar o simplemente agregar algo en nuestras vidas? Si eres como yo, con gran sed por como funcionan las cosas e incesante cuando algo no sale como se supone que debía salir entonces entiendes lo que quiero decir cuando algo que haces o arreglas no resulta según tus espectativas.

Es frustrante... como si todo lo demás saliera tambien de control. Incluso puedo llegar a decir que cuando una cosa me falla, dudo de todo lo demás y debo revisar todo a mi alrededor a ver si anda bien... y creanme que podría estar pensando tal vez en un printer de mi oficina, una computadora o tal vez un aire acondicionado... pero pasa en mi vida personal y en mi crecimiento en Cristo una y otra vez.

¿Cual es la línea entre nuestra responsabilidad y nuestras fallas y la obra de nuestro Señor en nosotros?... lamentablemente esta línea sabemos que existe porque Dios nos exige ser diligentes en nuestro caminar de santificación: "Sed santos porque Yo soy santo"... pero ¿Donde empieza nuestra labor? ¿Donde terminó la de El? ¿Y ahora como oro... no puedo pedirle nada?... Oh! Dios cuanto quisiera yo que fueses Tu quién tomara TOTAL control de mi... hazme un títere, no me dejes pensar ni actuar, tomame como guante y se Tu quien mueva mis huesos y no yo... ¿Porque me dejaste a mi tu santificación?

Quisiera que esta entrada fuese una donde tuviese la respuesta a este planteamiento. La realidad es que mis luchas personales, mi proceso de santificación, mi crecimiento en la palabra y todo lo que tiene que ver con el menguar de mi y el crecer de Cristo forman parte de un gran signo de interrogación a la hora de entender porque de repente fallo... Pecados que entendí ya estaban controlados de momento sacan la cabeza... ¿Que paso ahi? ¿Donde me acomodé? ¿Porque Dios permite esto? ¿Donde mas fallaré ahora? ¿Que pasó con mi caminar santo? ¿Le pido a Dios que me ayude a no volver a hacer de esto una costumbre o eso ni se lo pido porque me corresponde a mi? ¿No fui lo suficientemente diligente... y si fue asi... de que forma me acerco ahora a Dios?

Ese amargo sabor que queda en la boca una vez sabes que has pecado y que ni siquiera "te dio tiempo pensar y echar hacia atras"... ese momento en el que quieres orar para decir a Dios perdoname Padre!... pero no encuentras cara para hacerlo otra vez... si otra vez!... Estos son una muestra definitiva de Dios obrando en mi, haciendo que el pecado aún cometido por mi me sea repugnante... pero ¿Hasta cuando caer?... estos son los momentos en los que deseo que Cristo venga ya y termine de una vez por todas con esta carne pesada y hedionda!

Buscare refugio en tu palabra Señor y en tu regazo encontraré la respuesta. Pues comprado ya fui por tu sangre y lavado soy día a día por la misericordia que cada mañana cae sobre mi como lluvia fresca. No me permitas ver la línea entre mi responsabilidad y tu obra en mi para que no peque yo haciendo solo lo que me corresponde porque muy bien esta dicho en tu palabra en Lucas 17:10 Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: "Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos". Dame fuerzas para sin reserva alguna hacer mas alla de lo que me ha sido ordenado y sabiduría para no desmayar cuando fallo... dame esperanza y fortaleza cuando en el suelo esté para levantarme en Tu nombre pues ya Tu te has levantado por mi y has Te has alzado al cielo a la diestra del Padre para que los que hayan sido entregados a Ti no se pierdan mas tengan vida eterna.

Esperanza tengo yo, en Tus manos hoy rindo mi ser.

Gracias por escuchar desahogarse a un hermano que ahora vive por la misericordia y gracia.

Eric

Como evaluar este año y planificar el siguiente

Al terminar el año 2009 pudiéramos mirar hacia atrás y meditar en los logros y sueños que Dios nos ha permitido alcanzar en este año, tanto personales como de trabajos. Pero para nosotros, todo eso es basura cuando lo confrontamos con la realidad del cuidado de Dios con nuestras vidas, y de como EL ha provocado distintas situaciones y circunstancias para acercarnos más a El.

Tenemos que admitirlo. Hemos caído en el mismo sentir y modo de pensar de nuestra cultura contemporánea, hasta el punto donde evaluamos nuestro último año de acuerdo a las bendiciones que de Dios hemos recibido, como si las mismas fueran muestra alguna en sí mismas del significado o valor que tiene nuestra relación con Dios. Entonces, al momento de dar gracias a Dios por este último año, pensamos en carros, casas, empleos, hijos, ingresos, dinero, esposas, iglesias y cosas por el estilo, lo que en cierto sentido no está mal, pero debemos recordar en todo momento, que en esas bendiciones no reside el verdadero valor de nuestra relación con Dios.

Lo valioso de nuestra relación con Dios reside en el hecho de que Dios, el creador del universo, quien no nos necesita a nosotros para nada, ya que en si mismo EL está satisfecho, envió a su único hijo para que se humillara a tal punto que tomara forma de hombre y recibiera un tan extremo rechazo y maltrato hasta ser colgado en una cruz hasta morir, para que de esta manera, tanto tu como yo, hoy podamos tener una relación directa y sin intermediaros con EL, completamente basada en el merito de su hijo.

Eso es lo realmente valioso de nuestra relación con Dios, y lo más valioso que podemos poseer como seres humanos.

¿Entonces, como evaluar este año y hacer los planes y metas para el año entrante?

Evaluando como está nuestra relación con Dios en respuesta a su sacrificio en la cruz.

Mientras algunos se proponen para el año entrante rebajar algunas libras, gastar menos, realizar viajes, desarrollar nuevos negocios, ahorrar, estudiar, y demás, nosotros debemos hacer planes que consideren primero que cualquier otra cosa, nuestra eternidad. Debemos proponernos orar mas, estudiar y meditar más en su Palabra, humillarnos más ante el Señor, caminar más de su mano y depender más de su gracia; para entonces, por medio de su gracia y el poder de su Espíritu Santo, poder ser testigos eficaces del evangelio de Jesucristo en este mundo moribundo.

Dios les bendiga en el inicio de este año nuevo que se avecina, y nos permita a todos crecer en nuestra santidad y consagración a EL en este año 2010.

El Fin del Negocio

Dice Eclesiastés 7:8a, "Mejor es el fin del negocio que su principio"

Este como casi todos los pasajes de Eclesiastés me dejan, si me descuido, un sabor pesimista y desalentador donde como bien quiere expresar el autor... todo es vanidad y por lo tanto ojalá que acabe rápido para salir de esto!

Cuando dentro del devocional soy referido a un pasaje de Eclesiastes inmediatamente estoy predispuesto pues se que tengo que irme bien adentro del texto para no concluir superficialmente otra cosa diferente a la que Dios quiere enseñarme. Hoy no escapé a esta realidad porque en gran parte de lo estudiado bajo el subtítulo "Sabiduría" que pone la biblia Reina Valera 1995 había puro pesimismo sobre lo mucho mejor que era observar la muerte en vez de apreciar la vida. Claro, es preciso ir más adentro del texto para darnos cuenta que mucho podemos ganar con observar lo temporal que es la vida, evitándo engañarnos con placeres efímeros que solo nos desconcentran de enfocarnos en lo que estamos llamados a hacer en este corto tiempo.

Pero al llegar al 7:8, "Mejor es el fin del negocio que su principio", no tuve más remedio que sinceramente preguntar ¿porque? ¿Es que es mejor ver que un negocio termine? Y allí mismo me dí cuenta incluso convenciéndome más ahora mientras escribo estas palabras que estamos concebidos para eternidad y que las conclusiones para nosotros son equivalentes a fracasos. Al leer el texto "Mejor es el fin del negocio..." entendí implícitamente que el negocio había sido un fracaso! Fue como si mi cerebro de inmediato relacionara fin con falta de éxito, porque según lo que vivimos día a día, lo bueno o exitoso no termina nunca.

Al retirarme un poco y luego verlo desde otro punto de vista pude apreciar precisamente lo que el comentario de la Biblia Diario Vivir mencionaba. El hecho de que un negocio llegue a su fin es una señal de éxito pues muchos negocios fracasan en el intento, sus inicios son duros, difíciles y en muchos casos estos van creciendo sin un sentido claro de hacia donde van terminando sus operaciones de forma inconclusa. Cuando entonces leo "Mejor es el fin del negocio que su principio" entonces entro en acuerdo con Salomón porque si ya el negocio cumplió su propósito y terminó, esto es mucho mejor que su tortuoso inicio.

Para terminar lo que se empieza se requiere de mucho trabajo, sabio asesoramiento, autodisciplina y paciencia durante TODO el proceso. Cualquiera que tenga visión puede iniciar un gran proyecto... pero la visión sin sabiduría a menudo tiene como resultado proyectos y metas inconclusos.

Ahora bien, viéndolo desde el punto de vista espiritual, si queremos asociar el inicio del negocio con el inicio de nuestro caminar cristiano en este mundo caído, pues es obvio decir que mejor es el fin de este negocio (vivir en el mundo) que su principio pues al terminar este negocio iremos hacia el Padre donde disfrutaremos de una eternidad en Su presencia. Al llegar Cristo en busca de sus ovejas muchos de nosotros dirán POR FIN SE ACABO ESTE NEGOCIO!... pues aún cuando tenemos a Cristo ahora con nosotros mientras existe la batalla constante contra la carne, el día a día manchado de pecado y la preocupación por que tan hondo será el hoyo cuando mis hijos crezcan, esto no se compara con las calles de oro, los ángeles adorando en todo tiempo y los deleites de la presencia de Dios que iniciará aquel día de su segunda venida... Gloria a Dios!!!

Bendiciones en Cristo Jesús,

Eric

Hoy escucharé a mi esposa

Rapidamente, al leer el libro del que les he venido hablando, Los Habitos de Jesus, siempre concluyo retándome a cambiar mi comportamiento en el día a día. Cierro los ojos y me imagino cambiando mis hábitos en el trabajo, en la calle mientras conduzco, en casas de amigos, etc. Inmediatamente he tratado de interesarme en ser diferente antes todas estas personas y en todos estos lugares, pero casi siempre pasa por arriba de mi cabeza un lugar o más bien el lugar más importante, MI HOGAR!

Jesus tenía el hábito de escuchar, muy diferente a nosotros que oímos a medias. Jesus en todos los casos escuchaba atentamente sin pretender saber lo que la otra persona quería decir (aunque lo sabía todo). Esto es muy confrontador para personas como nosotros que siempre creemos tener la razón y saber siempre "a donde va" la otra persona en una conversación, pensando incluso lo que voy a responder mientras la otra persona esta hablando.

Pero el punto de esta entrada no es exponer lo que me confrontó y lo que pienso hacer de ahora en adelante, sino es confesar que a primera instancia no pensé en arreglar este comportamiento en mi hogar antes que cualquier otro lugar aunque sabia que mi esposa era receptora de este mismo comportamiento que generalmente daba a los demás. Recuerdo muy bien utilizar frases como "se donde quieres llegar" o "ya no me digas mas, dejame explicarte"... recuerdo tambien estar pendiente a mil cosas al escucharla a ella. Claro esto no ocurría casi en momentos donde nos sentabamos a hablar... esos espacios eran mas "especiales" porque ya estaban catalogados como "momentos para hablar". ¿Pero que pasa en el día a día regular, donde no se dice la frase "vamos a hablar" pero mi esposa me comentaba algo o empezaba una conversación conmigo? En esos momentos yo simplemente no conectaba, llegando incluso a no prestar atención a información importante que ella luego notaba que no había retenido.

Me avergüenza saber que estas cosas estaban pasando en mi hogar y que al ser confrontado con este tema de escuchar, lo único que pense fue en escuchar bien "a los demas" sin incluir a mi esposa!... Le doy muchas gracias a Dios por darme el deseo de ganar el mundo para El y de poner el querer en mi de ser ejemplo en Cristo, pero estoy seguro que el lugar por el que debo empezar es en mi hogar, con mi esposa y con mis hijos.

Por lo tanto como Jesus tenía el hábito de escuchar... entonces pido a Dios sabiendo que así lo hará, que ponga en mi lo necesario para prestar atención a mi esposa de una forma que nunca lo había hecho, que me permita recordar lo que me habla, que sepa que es la persona más importante para mi al tener en mi una mirada fija y unos oidos prestos a escuchar y saborear cada palabra que me dice.

Asimismo entonces pido a Dios que me de también un deseo por escuchar atentamente a todos aquellos que quieran compartir palabras conmigo, logrando así un hábito de escuchar atentamente en mi trabajo, iglesia y otros lugares donde frecuento.

Bendiciones en Cristo Jesus,

Eric